Al borde del abismo (II)

viernes, 7 de septiembre de 2007

 

Voy corriendo por un pasillo estrecho, derecho hacia la luz. Cuando llego a la puerta me encuentro al borde de un abismo, y el vértigo sube por mi estómago, oprimiéndome finalmente la garganta.
Dos lágrimas resvalan por mi cara y se suicidan cayendo al vacío que hay unos centímetros delante de las puntas de mis dedos.
Miro hacia atrás y me doy cuenta que no tengo otra salida. El viento agita mi pelo suelto, enredándolo en complicados nudos. El vestido azota mis piernas, haciendome perder el precario equilibrio que poseo. Y caigo...
Caigo... uniéndome a mis lágrimas suicidas, mojándome con todas las lágrimas derramadas sobre ese mismo vacío... Y caigo...
Caigo eternamente, por siempre... con el viento enredando mis cabellos, con el vestido azotándome las piernas... con mi mirada puesta sobre la sonrisa cínica que posee tu rostro, asomándose por el borde del abismo, observándome caer...

1 Plumas se volaron:

Anónimo dijo...

No dejes que ese último paso sea hacia donde quiere ese rostro. Ni siquiera has de empujarlo para que caiga él. Tan solo, si ves que caes, aférrate a ti misma, levántate sea mirándolo directamente o no, pero enfréntate y ponte en tu lugar, que nadie tenga que hacerte caer si no lo has decidido tu así.
Tu eres dueña de tus actos, no dejes que los demás te digan lo que tienes que hacer. Si te gusta estar en este estado de autocastigo, continua así, pero no te llevará a ningún lado, salvo al lugar donde él quiere, en el vacío.

Saludos desde el otro lado del Charco.